Cuentan que en la india vivía un rico y melancólico maharajá, a quien un sabio le habló de la existencia de un pájaro azul, que otorgaba la felicidad a quien lo contemplaba. El maharajá, ni corto ni perezoso, vendió algunas de sus pertenencias y emprendió la búsqueda del pájaro por tierras remotas.
Al cabo de unos años, frustrado por no encontrarlo, volvió a su reino dándose por vencido.
Pero una noche soñó con el pájaro azul, y tan vívido fue su sueño, que tomó la decisión de repartir sus bienes entre sus hijos y retomar la búsqueda hasta encontrarlo.
Pasó muchos años recorriendo el mundo, sin éxito. Al fin, anciano y enfermo volvió a su ciudad. En su antiguo palacio, su hijo mayor le acogió con alegría, pero el maharajá le pidió que tan sólo le dejase quedarse en una pequeña caseta en un rincón del jardín, donde aguardaría a la muerte que veía próxima.
Tendido en un camastro durmió toda la noche. De mañana, oyó el melodioso canto de un ave, salió a la puerta, miró hacia una vieja acacia y allí estaba, cantando, el pájaro azul de sus sueños. Entonces se sintió profundamente feliz, y murió.
Cuento tradicional árabe.
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Cuando vayas a San Roque, verás que plantaron unos Olmos de Siberia, altos, de corteza muy rugosa. Si tienes paciencia verás en ellos al trepador azul (Sitta europaea) saltando ágil por troncos y ramas, descendiendo cabeza abajo. Hay una pareja que anida en la ermita, y buscan insectos en las grietas de los árboles. Es fácil de ver, pero muy difícil de fotografiar.
No sé si es el mismo pájaro azul del maharajá. Yo estoy muy feliz de verlo, y más por las fotos conseguidas.
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| El trepador azul es capaz de moverse cabeza abajo |
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