El sauco en plena floración visto desde la carretera. Junio de 2022.
Hay unos cuantos saucos plantados en el pueblo, y algunos crecen espontáneos en el cauce del Henarrubia. Pero el más espectacular está saliendo hacia Cañete a la derecha, dentro del pueblo, frente a la casa de Víctor y Aurora.
Normalmente
el sauco es un arbusto o arbolillo pequeño, pero éste tras muchos años y
podas, algunas muy agresivas, se ha convertido en un árbol con un buen
tamaño.
Al sauco se le han atribuido siempre virtudes sanadoras y en ocasiones mágicas.
Las
flores, que son blancas y abundantes, se recogen , se dejan secar y se
guardan. Dicen que son buenas en infusión con miel para el resfriado. Según la tradición hay que cogerlas el día de San Juan o la noche de
la víspera y dejarlas al raso. Se guardan una vez se han secado bien.
En
Tejadillos se utilizaban para hacer vahos, también para el resfriado. Y
en Salvacañete le atribuían ser buena en infusión para el “dolor de
tripas“.
Con los frutos puede hacerse un vino razonablemente bueno. El procedimiento es similar al de la uva, recoger las bayas, prensarlas, fermentar y filtrar. Luego se deja envejecer.
Hay
recetas tradicionales que aprovechan las hojas, los frutos y la corteza
para distintas enfermedades, pero yo me voy a quedar con la que nos da
D. Andrés de Laguna, médico de Carlos V y de Felipe II:
Cocida
su raíz en vino y bebido, aprovecha contra las mordeduras de víboras.
Cocida en agua, abre y ablanda los lugares secretos de las mujeres y
sana sus malas disposiciones si se sientan sobre ella.
En fin, si alguien se decide a probar estas virtudes del sauco, que nos informe del resultado.
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