domingo, 18 de septiembre de 2022

El hombre que cayó del campanario

 


Hace años, las campanas eran un medio de comunicación. Había unos códigos de toques que todos conocían. De ellos, creo que solo quedan tres, la llamada a misa, el toque del mediodía (el ángelus) y el toque a muerto.

Pero además, en los días de fiesta, bandear o incluso voltear las campanas era una especie de rito de iniciación para los mozos. Una demostración de valor y de hombría.

Para hacernos una idea del asunto, podemos ver en el enlace siguiente como lo han recreado en Castielfabib.

https://www.youtube.com/watch?v=5G3fF0V95OU

¿Da miedo incluso verlo, verdad?


En Salinas del Manzano, a principios de siglo XX, un mozo que bandeaba salió despedido del campanario y cayó por el terraplén. Tuvo suerte, quizá la blusa ancha que llevaba atenuó la velocidad de caída, quizá el rodar por el terraplén le evitó un choque directo contra el suelo.

El caso es que se levantó y volvió a subir al campanario, a bandear. En la mejor tradición de antaño; nada detiene a un español.

Aquel mozo había nacido en Salinas un 30 de marzo de 1883, y tendría recorrido.

Se llamaba Juan Serna Navarro, era el mayor de tres hijos en una familia humilde. Con once años murieron sus padres y quedó al cargo de un tío, cuyo ganado cuidaba mientras hacía el bachillerato con notas excelentes. (Ojo, que el bachillerato de entonces no era como el de ahora).

Se examinó en Ciudad Real, obteniendo el premio extraordinario.



La revista “Blanco y Negro” publicó, en 1902 una nota sobre él con el título: “Un pastor bachiller”.

Después estudió derecho con profusión de matrículas de honor, gracias a que el Conde de Romanones le concedió un destino en Valencia,  dotado con 1250 pts. anuales.

Podemos seguirle la pista en el Boletín Oficial del Estado/Gaceta de Madrid:

  • En 1927 aparece como fiscal de la audiencia de Palma.
  • En 1929 promovido a fiscal provincial con 12.000 pts. de sueldo.
  • En octubre de 1936 era fiscal jefe de la audiencia territorial de Valencia, y fue comisionado para que actuase como acusación en el juicio que se hizo en Alicante contra José Antonio Primo de Rivera, y que acabaría con su fusilamiento.

Fue el punto clave de su carrera. Según parece, él entendía que Primo de Rivera era culpable de conspiración y no de rebelión, porque ya estaba preso cuando dieron el golpe de estado el 18 de julio. El gobierno de la república quiso adaptar el juicio a sus intereses políticos, y Juan Serna estorbaba. Le relevaron antes del comienzo del juicio oral.

El juicio era una marrullería, con cambios de criterio por razones políticas y Juan Serna no encajaba en esa dinámica.

Tras la guerra civil fue represaliado. Condenado en consejo de guerra a doce años y un día de reclusión menor por “auxilio a la rebelión”, que finalmente quedó en 6 años y un día.

Con el tiempo se le rehabilitó como fiscal, que lo fue hasta su jubilación por edad en 1950. Falleció en 1957.

Por lo que sabemos de él, un hombre valiente (incluso temerario), brillante, recto y defensor de la ley. Gran salinero.


Los datos están extraídos del BOE y del libro “La manipulación del proceso de José Antonio Primo de Rivera“ de Jeroni Miquel Mas Rigo (2014). La información periodística de la revista Caras y Caretas de 1902.

La anécdota del volteo de la campana me la han contado y como me la cuentan la transmito. No la he visto documentada. (Aprovecho para dar las gracias a V.) 


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