miércoles, 13 de abril de 2022

¡Caracoles!

Ejemplares de Cepaea nemoralis (reginetas)

Los caracoles de la foto son de una especie que yo siempre he conocido como reginetas (Cepaea nemoralis), y he leido que también se les llama caracoles moros. No se alimentan de verdura fresca como otros parientes suyos, sino de materia en descomposición, tanto vegetal como animal. O sea, que para el huerto o el jardín son beneficiosos.

También he leído que son gastronómicamente apreciados en algunos sitios. Cuando yo era chico, cogíamos todo tipo de caracoles “a tajo”, y no recuerdo que estos tuviesen un sabor especial.

Tienen un colorido muy variado y atractivo, pero cuando el animal muere, la concha pierde el color en poco tiempo y se queda blanquecina.

La familia de los caracoles es muy especial. La mayor parte de los animales tenemos simetría bilateral, es decir que somos simétricos respecto de un plano.

Los caracoles también lo son inicialmente, pero durante la fase larvaria sufren un proceso de “torsión”, de forma que la parte trasera de su cuerpo se vuelve hacia adelante. A partir de ahí todo se complica. Su intestino queda hecho un ocho, y la abertura del ano sale hacia adelante, coincidiendo con el orificio respiratorio.

O sea, que la higiene personal del caracol es bastante mediocre. La mejora algo a base de segregar fluidos, pero es floja.

Vista que permite apreciar el orificio respiratorio 

Otra curiosidad de los caracoles es el desarrollo de la concha, que crece hacia un lado. Para poder distribuir el peso la llevan algo inclinada y hacia atrás. Y un detalle final es que las conchas giran casi siempre en el sentido de las agujas del reloj.

Si encuentras un caracol zurdo, cuya concha está enrollada en sentido contrario (que alguno hay), quédatelo como mascota. Trae suerte.


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