Presa soy de la mosca burrera
que tiene por mi sangre afán cansino,
del mosquito zumbón y vespertino
y su colega la pulga traicionera.
Traigo una garrapata en la pernera
que estaría acechando en un camino.
Y en el pescuezo sufro de contino,
la molestia de una erupción somera.
Verano de la Serranía, fiero.
Lo que tiene de bello la floresta,
los bichos lo hacen poco placentero.
Más, ¡ay!, tenemos charlas a la fresca,
sosiego, agua buena, aire fiestero,
y el despertar babeando de la siesta.
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