domingo, 6 de noviembre de 2022

A las salinas en ruina



El agua que lamiendo las entrañas
de la tierra, ve al fin la luz del día,
al éter mansa va, sin rebeldía,
mirando de la iglesia la espadaña.

Cien albercas, al pie de la montaña,
el sol calienta con monotonía.
La cegadora sal es mercancía
que las cuadrillas con afán rebañan.

Otros tiempos corrían y otras gentes
daban vida a Salinas del Manzano.
Nada queda de aquello en el presente.

Soledades de sal sin rastro humano,
sienten nuestra mirada indiferente.
Y pisa los recuerdos el ganado.







 

No hay comentarios:

Publicar un comentario