No solo hay algas en el mar. En la foto, que está hecha en el Henarrubia, se ven dos géneros de algas muy frecuentes en los ríos, la Spirogyra y la Chara. Cuando yo era chico a las espirogiras las llamábamos “pan de rana”.
No tienen, que yo sepa, ningún uso tradicional. No servían para nada, algo que muy pocas plantas pueden acreditar. Aunque evidentemente tienen un importante papel en el funcionamiento del ecosistema.
En los últimos años les ha aparecido un competidor muy dañino, el alga exótica Didymosphenia geminata, que se reproduce sin medida, forma una capa sobre las piedras y hace la vida imposible a multitud de especies autóctonas. Le llaman “moco de roca” o “chapapote de los ríos”.
Está extendida en las cuencas del Ebro y del Duero. En el Henarrubia todavía no hay, o no he visto.
Proceden del norte de Europa y de América, de climas fríos y aguas pobres en nutrientes, pero se adaptan a todo y las transmitimos las personas con nuestras actividades, piraguas, pesca...
Aquí pueden llegar en el calzado de los excursionistas. Un día haces un recorrido con tus botas de montaña por un río, y unos días despues vas al Henarrubia y ya está el daño hecho. Con una sola célula es suficiente, y sobreviven totalmente secas durante tiempo.
Además, la erradicación hoy por hoy es imposible.
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