martes, 31 de mayo de 2022

Colmeneros


 
La foto de arriba es robada. La hice desde lejos en 2017, subiendo al nacimiento del río en una desviación que sale a la derecha. No se como se llama el lugar, en SIGPAC viene como “La Canaleja”.

Creo que los salineros podéis reconocer al menos a alguna de las personas que aparecen en la imagen a pesar del atuendo.

Este artículo quiere ser un reconocimiento a su labor. El oficio de apicultor me parece admirable.

En realidad la palabra apicultor suena pedante, me gusta mucho más colmenero«la persona que cuida, guarda y castra las colmenas» (DA: s.v. colmenero). El uso de la palabra colmenero está documentado desde el S XIII (Fuero de Cáceres) y recogido por Nebrija en el S XV.

En Salinas del Manzano la actividad es muy antigua, sabemos de ella por lo menos desde el Catastro de Ensenada (1752) que nos aporta información muy precisa.

Nos dice el Catastro:

En este término solo hay ocho colmenas, que pertenecen a Miguel López, vecino de este lugar, contemplando que en un año con otro, puede producir cada una tres libras de miel y tres onzas de cera. 

Si consideramos:

1 arroba = 11,502 kg
1 libra = 460 g
1 onza = 28,75 g

 

Encontramos que producían casi una arroba de miel al año (11,02 kg) y 24 onzas de cera (690 g)

Según el mismo documento, los precios eran de 20 reales la arroba de miel y 8 reales la libra de cera. O sea:

A 1 real y 25 maravedís el kg de miel.
A 17 reales y 14 maravedís el kg de cera.
(1 real =34 maravedís)

Total, que el bueno de Miguel López sacaba unos 32 reales al año por la miel. ¿Era mucho o poco? Comparemos:

  • El herrero ganaba unos 1200 reales al año.
  • El carpintero sacaba unos 1050 reales al año.
  • Un labrador 800 reales al año.
Es decir, que Miguel López no podía vivir solo de las colmenas. Tan poco era el rendimiento que el colmenero no pagaba diezmos por su actividad:

Nos dice nuevamente el Catastro:

“Sin poder considerar diezmo alguno por lo tocante a miel y cera en atención al cortísimo número de colmenas que existen en este término”.

Vaya desde aquí nuestro aprecio a los colmeneros y a su trabajo.

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