Cuando te llamas Juan López, nadie te llama por tu nombre. Así que desde que Juan, de Salinas del Manzano, conoció a su tocayo de Tragacete, que también viajaba a las Indias Occidentales, éste le llamó “Salinas”, y en adelante todos le llamarían así.
Juan había conseguido la Licencia Real para ir al Nuevo Mundo, un conjunto de documentos que tenía una validez de 2 años. Llegar a Sevilla y embarcarse no era cosa fácil: Había que demostrar la “limpieza de sangre” al menos hasta los abuelos, ser buen cristiano y persona de bien.
Entonces no había documentos de identidad ni fotografías, para evitar la suplantación en la licencia se hacía una descripción de la persona; los papeles explicaban si el titular era alto o bajo, si moreno o rubio, si tenía cicatrices etc.
También se decía el oficio. El de Juan no lo sabemos pero en el Nuevo Mundo no hacían falta campesinos. ¿Sería herrero quizás? Desde luego no era hidalgo, porque en las Salinas de Fuente el Mançano eran 50 vecinos (hogares) y no había ningún hidalgo.
Hizo el camino andando y le vino bien encontrarse en Cuenca con el otro Juan López, el “Tragacete”, que la compañía en rutas tan largas es de agradecer. Ambos eran jóvenes y solteros y ésta era la aventura de sus vidas. Los casados estaban obligados a llevar a sus esposas.
Llegados a Sevilla, en la Casa de la Contratación sus nombres quedaron inscritos para embarcar en la nao Santiago, del maestre Diego Rodriguez Pepino con destino a Santo Domingo. Era julio de 1513.
Las naos que viajaban a Indias lo hacían de forma particular, eran comerciantes y lo mismo llevaban personas que mercancías. “Salinas” y “Tragacete” hicieron el trayecto en un barco abarrotado de personas, de vino, aceitunas, frutas, armas e incluso caballerías. Además el maestre les cobró por el pasaje unos 3000 maravedíes a cada uno, que entonces era mucho dinero.
No sabemos lo que fue de Juan en Santo Domingo, pero no había hecho todo ese viaje para quedarse allí trabajando de herrero o como criado. A él le llamaba la aventura. Debió pasar a Cuba y salir en alguna expedición hacia el continente en busca de fortuna.
Por las fechas, bien pudo participar en la conquista de México, donde quizá finalmente echó raices.
Hoy en México hay más de medio millón de personas apellidadas Salinas. Puede que algunas de ellas sean descendientes de Juan López, de Salinas del Manzano.
P.D.: A partir del monumento en la plaza del pueblo a los Salineros que fueron a América, y los escritos de Mariano López Marín, empecé a hacerme preguntas: ¿Quien fue ese Juan López?¿Como le llegó la idea de ir al nuevo Mundo?¿De donde sacó el dinero?.
Lo escrito arriba no pretende ser una crónica histórica real, aunque por los datos con los que contamos pudo ser así. Por lo demás, mi respeto y admiración por México y sus gentes. Estuve hace unos años recorriendo los estados del sur, y me pareció un país maravilloso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario