jueves, 31 de marzo de 2022

Una vida monacal


El padre Torralba era un hombre culto, leído y viajado. Cuando vió el contenido de aquellos manuscritos que había encontrado, sintió una emoción especial, y supo que estaba ante un tesoro bibliográfico. El no lo sabía, pero esa misma sensación la tendrían otros eruditos muchos años mas tarde, porque aquel conjunto de poemas volvería a perderse y a ser descubierto en más ocasiones.

Eran poemas en latín, de los siglos XVI y XVII, referidos al monasterio de Montserrat. Otro monje benedictino, el padre Anselm Forcada los había recopilado, anotado y preparado para la imprenta hacía ya más de un siglo, cosa que al parecer no se llevó a cabo. ¿Que hacía ese valioso libro en Francia, tan lejos de Montserrat que era su sitio natural?

El padre Torralba, recogió el volumen y lo retornó a su monasterio. Escribió en las primeras páginas del libro:

 

De Fr. Fernando Torralba, benedictino de Montserrate:

Hallé este libro en Francia, abandonado en un rincón y cubierto de polvo y tierra.

 

Fray Torralba era natural de Salinas de Fuente el Manzano, obispado de Cuenca, hijo legítimo de Antonio Torralba y de Polonia Pacetro, ambos vecinos y naturales del pueblo. Tomó el hábito en Montserrat a los catorce años de edad, en 1752, y profesó dos años mas tarde, en 1754. Fue monje toda su vida, hasta su muerte en el mismo monasterio el año 1811.

Hoy conocemos aquel libro que encontró como “el Códex Brenach”, por el poema más importante del mismo: “Saxia”, un texto escrito en latín en el S XVI por el monje Antoni Brenach que cuenta de forma épica la historia del monasterio. Hay una traducción al catalán que haría otro monje, Antoni Ramón i Arrufat en 1927, y constituye un icono del catalanismo.

En enero de 1809, un destacamento de las tropas francesas que habían invadido la península llegaron a Montserrat. Avisados, huyeron todos los monjes y solo quedaron algunos que ya eran mayores y no quisieron irse. Entre ellos el padre Torralba.

Cuando entraron los franceses, Torralba dejó el sombrero y el bastón y se dirigió en francés al comandante de los asaltantes. Con cortesía, se puso a su disposición, le ofreció la habitación del abad y lo que tenían en las despensas.

Los franceses se llevaron los víveres, pero no causaron ningún daño.

Tres años mas tarde, en julio de 1811 murió Fray Fernando Torralba habiendo recibido los santos sacramentos. El 23 de octubre de ese año volvieron a pasar los franceses pero ya no hubo nadie que negociase con ellos. Arrasaron completamente el monasterio.

Nuestro reconocimiento al Padre Fernando Torralba, salinero.

 

P.D.:Cuando yo era chico, decíamos : “Al francés y al gorrión, perdigón”.

Lo del gorrión lo tengo totalmente superado, lo del francés... bueno, creo que también.



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